EL LABERINTO DE LA BÚSQUEDA A TRAVÉS DEL YOGA,
“Yo no busco, encuentro”.
Picasso.
La práctica de las técnicas de Yoga, Relajación y Meditación, abarcan todas las facetas de la vida, y su característica primordial es el despliegue de una actitud de “apertura total a la existencia” y de la “presencia consciente en cada momento”. Es un proceso constante de crecimiento que se nutre de todas las experiencias que nos toca vivir. Un observar más, sentir más, ser más consciente. . . que no necesita de situaciones especiales ni de mecanismos concretos, sino de la atención total sobre lo que hay en cada instante. Lo que llamamos técnicas o prácticas son el instrumento que, manejado de forma adecuada, cimienta y consolida dicha actitud.
Con cierta frecuencia, los principiantes tienden a crear una brecha entre su práctica –su experiencia interna- y su vivencia de lo cotidiano. Esto es una etapa del proceso que evidentemente debe ser superada. El efecto de una verdadera y auténtica práctica personal acaba revirtiendo y proyectándose en todo lo que vive y realiza la persona, incidiendo muy positivamente en los marcos familiares, laborales, de relación y en toda la sociedad en general.
En el panorama internacional se observa un aumento notable del número de personas interesadas en el autoconocimiento y desarrollo personal. Una nueva consciencia parece que está surgiendo. Buscar el sentido de la existencia parece que está en boga. A veces, se empieza por la práctica de alguna terapia. Sin embargo, una vez “sano” queda mucho camino por andar, muchas posibilidades por explorar y desarrollar.
El florecimiento imparable de organizaciones, instituciones y escuelas de desarrollo del potencial humano obedece, pues, a una demanda social muy real. A veces, la estructura y organización de la sociedad (planteamientos políticos, económicos, culturales y religiosos), no satisfacen la necesidad esencial del individuo, y deja un vacío tal, que gran número de personas sensibles y conscientes se ven obligadas a buscar nuevos enfoques de vida y un sentido más profundo de su existencia.
Y como todo tiene sus pros y sus contras, también aquí se observa confusión y desorientación. La espiritualidad y diversas manifestaciones afines acaban comercializándose abusivamente y convirtiéndose en una nueva especie de “materialismo espiritual”. Muchos son los que se lanzan a este nuevo “mercadillo espiritual” esperando coger una suculenta tajada del pastel sin estar lo suficientemente preparados. El engaño, el fraude y los falsos gurus son moneda corriente. Hay, por supuesto, muchas personas sinceras y honestas, pero son las que menos se hacen notar, pues no están guiadas por el afán de promoción personal ni de enriquecimiento material.
El Yoga, junto con las técnicas correctas y adecuadas de Relajación y Meditación, se ha extendido por todo el planeta y cada vez son más las personas que lo practican o ha oído de sus efectos benéficos. Su práctica está siendo asimilada rápidamente por los ciudadanos y es incluida en las actividades de entidades deportivas, asociaciones culturales, instituciones sanitarias, etc. Especialmente, nuestra sociedad occidental es un caldo de cultivo muy propicio para su desarrollo y expansión porque las condiciones de vida, como ya se han apuntado, estrés, competitividad, artificialidad, desnaturalización del medio ambiente, etc., se han vuelto tan inhumanas que la célula social primordial, el individuo, necesita de un medio y unas técnicas que le ayuden a recuperar el contacto con su propia naturaleza y su verdadera identidad.
No siendo una panacea, el Yoga, la Relajación y la Meditación lo ayudan y sus efectos y beneficios se están demostrando con rotundidad.
Miguel Angel Garcia .
Profesor de Yoga.